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Otra posibilidad para el desarrollo de estas innovaciones, que se encuentra
estudiando el doctor Amaury Suárez Gómez del mismo CA, es la utilización de
sensores piezoeléctricos, dispositivos que transforman cambios de presión en
energía eléctrica. Dichos trabajos se llevan a cabo con la colaboración de
investigadores del Laboratorio de Innovación Fotovoltaica y Caracterización de
Celdas Solares, del Instituto de Energías Renovables de la UNAM.

Por su parte, los doctores Carlos Renato Vázquez y Héctor Huerta Ávila
desarrollan modelos matemáticos, es decir, describen, desde el punto de vista de
las matemáticas, hechos o fenómenos del mundo real. Un ejemplo de esto son los
modelos matemáticos aplicados a los generadores eólicos, que permitirán
controlar la cantidad de energía generada por el viento -una energía que se
produce de forma continua y de manera inagotable- que es convertida en energía
eléctrica. Cabe hacer mención que dichos proyectos son apoyados por el
Programa de Mejoramiento del Profesorado (PROMEP).

Otra investigación digna de mencionarse es la desarrollada por el doctor Marciano
Sánchez Tizapa, la cual consiste en la síntesis de nanopartículas y nanotubos que
puedan ser utilizados en la construcción de sensores sensibles para la detección
de gases que pudieran tener efectos perjudiciales sobre la salud humana y el
medio ambiente. Estos sensores permiten localizar e identificar gases
potencialmente peligrosos capaces de causar accidentes, tales como explosiones
de alto riesgo para la población civil.

Como parte de esta preocupación que se tiene sobre la protección del medio
ambiente, el CA Ciencias de Nanomateriales y Materia Condensada se encuentra
estudiando materiales que permitan desarrollar sensores colorimétricos que
detecten contaminantes atmosféricos.

Estudios sobre las condiciones del agua en diferentes municipios del Estado de
Jalisco indican la presencia de metales pesados como arsénico, manganeso, fierro
y plomo potencialmente tóxicos, dado que en concentraciones relativamente bajas
afectan a los seres vivos. Su acumulación en los suelos, de donde pueden
transportarse hacia los cultivos y así ingresar a la cadena alimenticia constituye un
factor de riesgo para la salud.

Debido a ello, el doctor Marciano Sánchez encabeza un estudio sobre la utilización
de nanotubos con clorofila que permitan eliminar metales pesados de las aguas,
como los que se encuentran presentes en la Cuenca del Río Ameca, donde se
han identificado en los pozos utilizados para fines agrícolas, ganaderos,
industriales y públicos, cuyos valores de arsénico y boro están por encima de los
límites permitidos por la Norma Oficial Mexicana.





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